23 de julio de 2011

Divos bicentenarios


Cualquiera la riega
El divo de Juárez









(El presente texto no incluye más imágenes dada la imposibilidad temática de lograrlo)

No me vuelvo a enamorar, totalmente para que…

Si hoy se lanzara el concurso para diseñar un Monumento del Bicentenario, ¿volvería a participar? La respuesta del arquitecto César Pérez Becerril, “autor” de la Estela de Luz, es con mayúsculas: "NO".

Con esta lapidaria frase de desamor el Arq. Becerril, uno de los tres autores de la Estela de Luz, regresa triunfal al estrellato mediático pero muy a su pesar no en la forma en que esperaba, pues presumiblemente su próxima aparición hubiera sido cortando el listón inaugural flanqueado por Calderón y el amigo Lujambio y, posteriormente, ¿por qué no?, recibiendo algún importante premio de arquitectura en Italia o Brasil.

Desde hace un mes los medios deciden retomar el caso de Estelita, la de la luz; particularmente Reforma y posteriormente Televisa, !faltaba más! (en realidad falta Proceso). Los principales argumentos temáticos siguen siendo los mismos y los machacan acertadamente para generar audiencia: se duplicó el costo del proyecto, el cuarzo y el aluminio son extranjerizantes, el triste hecho de que aun no se ve nada construido y sobre todo que ni para cuando podrá quedar listo el ya muy mentado monumento.

El Arq. Becerril decide (¿o lo azuzan?) a brincar a la palestra mediática pero ya muy traqueteado por el golpeteo interno y externo del cual no supo escapar, mismo que, siendo estrictos y viviendo en otro país, no tendría por que recibir.

Los cuestionamientos de los “expertos” van mas allá de los evidentes, ahora se debate la cuestión estructural y la calidad de una obra que no se ha construido, detalles que la opinión pública avezada solo puede atribuir al arquitecto. El Arq. Becerril se defiende argumentando que “en el contrato del proveedor de cuarzo se estableció garantizar la resistencia térmica, la flexión por fatiga, la adhesión entre los materiales y el intemperismo”, dejando también claro que en su propio contrato no le aseguraban una garantía por la resistencia mediática, ni por la flexión por fatiga, ni a la adhesión política y que por el contrario lo dejarían al intemperismo de la opinión pública.

Cuando a Becerril se le pregunta sobre si la Estela va a inaugurarse este año, afirma: "desconozco el Programa de Ejecución de Obra", lo que se podría traducir con el ya clásico “lo que el Arquitecto quiso decir es que lo corrieron del proyecto, no tiene idea de qué diablos está pasando y por tanto empieza a tratar de desligarse del mismo para no asumir responsabilidades que no le competen”. Y de ahí pa´l real.

Negando una entrevista en persona para el diario Reforma, este medio asegura le volvió a enviar por correo otras preguntas: “¿Quién decidió que usted no estuviera al tanto de la Ejecución de Obra?, ¿Qué le parece la propuesta de que el Monumento se cancele?, ¿Quién es el responsable de los fallos que obligaron a recurrir a empresas extranjeras y a posponer el monumento?. Si hoy se volviera a lanzar una convocatoria para diseñar el Monumento del Bicentenario, ¿volvería a concursar?” el Arq. Becerril sólo respondió a la última pregunta con un rotuno y mayúsculo “NO”. Arrepentimiento absoluto, no llora, nomás se acuerda.

…si la primera vez que entregué mi corazón, me equivoqué…

En la misma entrevista Becerril reniega de su pensamiento mágico y se pone técnico al negar que hubiera decidido emplear en la Estela de Luz tubos de 81 centímetros de diámetro, primero, y luego de 91, para hacer referencia a la Independencia y la Revolución mexicanas, como acusó el investigador emérito de la UNAM Neftalí Rodríguez. "Las dimensiones fueron definidas exclusivamente por razones técnicas. Se estudiaron muchas alternativas, algunas incluso con dimensiones, calibres y con distancias diferentes entre los tubos; influyendo al final los resultados del estudio del túnel de viento, siendo éstos requerimientos los que determinaron el proyecto definitivo".

Y ante la advertencia de estos ingenieros de que a Estelita la partiría un rayo, Pérez Becerril afirmó que el monumento contará con un sistema de protección atmosférica, "por medio de un pararrayos ionizante" y que "el diseño y estudios que se realizaron fueron los requeridos por las normativas vigentes del sistema de protección mexicana (NMX J549-ANCE), española (UNE 21-186 y francesas (NFC 17-102)", aclaración que sin duda nos deja a todos mucho mas tranquilos ante esta terrible y poética eventualidad.

Después de realizar su defensa técnica, ya echado para adelante y con el corazón roto entre las manos, el día 12 de julio comienza a despotricar fuertemente contra el responsable de la ejecución del proyecto al asegurar que el amigo Lujambio, director de obra, titular de la SEP y aspirante a candidato a si mismo, lo ha presionado en repetidas ocasiones para que no revele la corrupción que hay en la construcción del monumento del Bicentenario aseverando que "me han presionado de distintas formas para que no hable ante los medios ni denuncie la corrupción existente", se lee en una carta fechada el 15 de junio de 2011 y dirigida al diputado Pablo Escudero, presidente de la Comisión de la Función Pública del Congreso.
"Han emprendido una campaña para desacreditar mi proyecto y así culparme y justificar las irregularidades y corrupción que permearon desde el primer día", afirma en el documento. "Es falso que yo pedí que el abastecimiento y laminado de los paneles de cuarzo y la fabricación y transformación de acero se realizara en Brasil e Italia. Ésta fue una decisión de Gutsa, III Servicios y la SEP". Dejando claro que las decisiones no las toma el sino otros y que en realidad no está dirigiendo “su propia obra”.
Con estas palabras que al igual que el acero utilizado para la estela son de grueso calibre, no solo revela casos de corrupción, sino que el mismísimo secretario está enterado de ello, que lo encubre y por tanto es beneficiario de estas triquiñuelas. Pero tampoco nos dice el arquitecto en que consistieron estos actos contrarios a las arcas de la nación, pues argumenta que toda la verdad y nada más que la verdad se encuentra en un expediente que planea entregar a la Auditoría Superior de la Federación mediante el diputado de casual apellido Escudero y Morales (el que da moras) y que pertenece al PVEM, partido político que siempre se ha distinguido por encabezar las causas más nobles de la nación, entre las que inevitablemente destacan la corrupción y el cochupo.
… por que esta decepción, me ha dejado un mal sabor, me ha quitado el valor de volverme a enamorar…

Pasada la etapa del periodicazo, el Arq. Becerril se lanza a la pantalla grande con el afán de llegar hasta nuestros hogares para denunciar ante el auditorio y revelar a la opinión pública las causas de su desamor y su verdadero dolor. Por primera vez otorga una entrevista en persona en la que después de hacer un recuento de lo que parecía una bonita relación, nos revela que "se han priorizado los intereses económicos, personales y de terceros en contra de los intereses del País". También afirma que la otrora grandiosidad del proyecto "se ha distorsionado y se está haciendo un pequeño monstruo de lo que podía haber sido un monumento muy digno". Con estos calificativos resulta muy difícil no imaginar una estela de luz que cobra vida y como Godzila avanza sobre reforma destruyendo todo a su paso, lo que sin duda es muy poco digno y afecta definitivamente los intereses del País, mismos que el representa desde la trinchera de la humildad creativa.

Pero inmediatamente el arquitecto nos regresa (curiosamente) a la realidad al afirmar que los acusados "violaron el concurso, cambiaron especificaciones de ciertos elementos, entre ellas el tonelaje del acero" así como el hecho de que el ya famoso cuarzo "que nosotros especificamos es de primera, (el que está llegando) por la gente que lo vio, no es ni de quinta ni de sexta", con lo que tampoco nos aclara si este es de cuarta o de séptima.

Con la seguridad que implica el salir en la tele y ser visto por millones de televidentes, Becerril también asevera que al monumento "le están quitando cosas, retirando la calidad. Estoy enterado de que el cuarzo se va a poner como venga, entonces hay cuarzo que son manchas negras y van a ir parches y parches. O las instalaciones eléctricas: cada una de las placas estaba controlada y se cancelaron todas las instalaciones ocultas y van a pasar como si fuera un tendedero, todas la instalaciones por afuera, se van a ver los cables". Esta última situación que sin duda  le otorgará un matiz y un carácter mas idiosincrático al monumento para compensar lo extranjerizante de la hechura.

Enseguida y con el rencor propio de su situación amorosa acusa a un asesor de Lujambio, quien cual suegra despechada le habría espetado: "El arquitecto es libre de decir lo que quiera, pero si habla, todo el poder del Gobierno va a caer sobre él", lo que más que una acusación pareciera una profecía próxima a cumplirse. Pero como suele suceder, desde las mismas esferas del poder (que será canijo pero no ingrato), le ofrecieron lo que en el argot empresarial se denomina su “Golden Parachute” al afirmar que, a través de un supuesto asesor de nombre José Miguel González, el amigo Lujambio le ofreció un puesto en la SEP para quedarse callado y de paso dejar las cosas bien claritas. "(El asesor) me dijo: 'nadie quiere tu participación, pero te puedo ofrecer un trabajo aquí en la SEP, ahí hay escritorios, puedes dejar de rentar tu oficina. No tenemos puestos, pero yo ya vería cómo conseguir que te paguen'", dijo Pérez Becerril quien al terminar el comentario cerró con un “y bueno, ya saben cual fue mi respuesta”.

Ya entrados en gastos el Arq. Becerril se quita el tiempo de encima y nos asegura que el toma chocolate y paga por que es buen jugador al sostener que “había todas las condiciones para terminarla en septiembre de 2010, como había sido planeado, pero que hubo retraso en los pagos a los proveedores”; "les demuestro que tengo mis actas de prueba de que entregué mi proyecto a tiempo, tengo mi proyecto, que es de más 338 planos, totalmente dictaminados, ¿pero si quieren saber cuáles son las razones, pero, aquí tengo cartas de diferentes proveedores en las que indican que ellos están listos para terminar la obra de acuerdo al programa con Gutsa, pero lo único que están esperando es que les firmen el contrato y que les paguen". "Nos damos cuenta de que el dinero no estaba en la obra", afirmó Becerril sin aclarar del todo a donde fue a parar el recurso.

… ya jamás tropezaré, en nadie me fijaré, no me vuelvo a enamorar….

Ante el tamaño de las declaraciones, el amigo Lujambio ni tardo ni perezoso y aprovechando no solo el derecho de réplica sino también todo el poder del estado (que para eso está), se presenta al día siguiente a la misma hora en el mismo canal y frente a la misma audiencia para negarlo todo y decirse sorprendido de las declaraciones del arquitecto pues nomás no entiende el por que de tanta alharaca.

El secretario llega bien armado y muestra al respetable fotos, documentos y oficios en los que se asegura que de todo estaba enterado Becerril y reafirma lo dicho meses atrás, que el costo se incrementó por las necesidades de la cimentación de la obra, lo que resultaba necesario para “asegurar la seguridad de la gente”.

También se lava en tiempo y asegura que cuando el toma la responsabilidad del proyecto “detecta ineficacia y confusión estratégica”, por lo cual se toma la libertad de hablar con el director de PEMEX para pedir la renuncia del director de la empresa constructora y por supuesto se la conceden. Al mismo tiempo se pregunta el por que después de un año “el Sr. Arquitecto” no había denunciado nada de lo que hasta ahora ha dicho y asevera que “una y otra vez miente el arquitecto”. Para estas alturas de la entrevista el amigo Lujambio se encuentra visiblemente prendido y molesto, tanto que recuerda a quien al recoger su coche en el taller, no entiende porque sigue la falla mecánica si el ya pagó una lana.

Después nos comienza dar luz sobre las verdaderas razones del diferendo amoroso, “el arquitecto quería ser el director arquitectónico de la obra después de cobrar 18 millones de pesos y por ejemplo nunca nos resolvió el sistema de sujeción del cuarzo”, aclarando eso si, que el entiende que el arquitecto quiere algo muy estético pues “son artistas”, pero que “los ingenieros le dicen en repetidas ocasiones, entre otras cosas, que el cablerío no puede ir oculto y que el arquitecto nomás no entiende” y que por tanto él ha tenido que tomar decisiones al respecto. Como en toda historia de amor se conjuga la necedad y el cochino dinero.

Cuando el entrevistador pregunta al entrevistado si ante todo este sospechosísimo vale la pena continuar con un proyecto para conmemorar algo que ya pasó, el Sr. Secretario afirma que “en primera instancia la estela de luz tiene que ser un monumento a la transparencia y por ello se han hecho seis auditorias” y después remata afirmando su característico buen gusto que la “estela es hermosa y por tanto compleja, muy hermosa”. Para entonces es más que claro que Lujambio quiere acabar la obra en el otro ya gran clásico de “haiga sido como haiga sido” y ve al Arq. Becerril como un obstáculo para ello. Sorprende la visión y postura de director de proyecto que alcanza el Sr. Secretario.

Antes de finalizar la entrevista y ante la pregunta si es cierto que le ofreció chamba en la SEP responde que sí, “pero de asesor y opinador” pero no la dirección arquitectónica”, afirmando que lo que él quiere es terminar la relación con “este arquitecto” y agrega solito que aquella acusación de que si Becerril continuaba opinando le caería el “peso del gobiernio”, el secretario se pregunta ufano “¿cúal peso del gobierno?”.

Para finalizar se le pregunta si sigue con sus aspiraciones presidenciales y responde con la misma seguridad y el aplomo de hombre de verdad que lo caracteriza con un rotundo SI.

Vamos al Noa Noa, este es un lugar de ambiente donde todo es diferente…

Todo el asunto es un desastre desde el día dos (el día uno se anunció el concurso y se lanzaron fuegos artificiales exitosamente) y sigue la mata dando. Reforma y Televisa se regodean en el asunto, el “Sr. Arquitecto” ya tronó y vive intensamente el desamor y el infortunio de su prometedora relación con el poder y además le arrebataron a su hija Estelita, su consentida, la niña de sus aspiraciones, la que le permitiría alcanzar la fama y el poder que su ego le demanda y que le obligó a desconocer a los otros padres del proyecto pues padre solo hay uno, de lo contrario es pecado.

Al amigo Lujambio le incomoda mucho este vericueto pues se le cuestiona su capacidad para hacer algo “hermoso” por primera vez en su vida y ante ello, temeroso, piensa que entonces la ciudadanía toda se comenzará a cuestionar si la cimentación de cincuenta metros de profundidad que incrementó el costo de la obra y retrasó su inauguración, realmente no está hecha para sepultar sus aspiraciones presidenciales.

Por lo pronto al asiduo lector y a la respetable audiencia ya les quedó claro que Estelita, la de la luz, no llega a tiempo, es bien tranza, todo mundo se la quiere hacer gacha, que es medio extranjera, que a pesar de ser hermosa no vale la pena y que finalmente nunca llegará.

Falta ver quien asume la paternidad de la susodicha, tal vez alguno de los padres desconocidos, por que huerfanita no se puede quedar. A ver que dice la prueba de ADN.



No hay comentarios: